Dicen que viajar en autobús es ecológico… siempre y cuando eso suponga dejar el coche aparcado, porque ¡cómo contaminan los condenados! Su nula aerodinámica, unida a su peso y al de las personas que deben transportar, unido al “pequeño detalle” de que tienen unos motores de alta cilindrada (más que un R8 TDI) hace que su consumo sea elevado, y con lo que ha subido el petróleo, así está de caro el billete.
Una forma de evitar el exceso de consumo de estos vehículos imprescindibles para la vida urbana es concienciar a sus conductores para que conduzcan de forma eficiente y aprovechen los adelantos de los motores modernos. Cuando se trata de autobuses, no hablamos precisamente de ahorrar 10 euritos por depósito, hablamos de más, y lógicamente, menos porquería que echan al aire que respiran los peatones.
La EMT madrileña quiere reducir tanto el gasto de los autobuses como la contaminación, por ello está dando cursos de conducción eficiente a sus empleados, de una plantilla de 5.630. Sus planes consisten en formar a 1.300, y hoy ya iban 1.045. En grupos de 5 autobuseros , un instructor les pide que conduzcan como siempre, utilizando un caudalímetro para controlar el consumo. Tras esto, van a cocheras y reciben una clase teórica. Cuando vuelven a conducir el autobús, el ahorro les ha llegado a algunos hasta un 20-23%, y eso son muchos litros de gasóleo. Forman a unos 20 conductores diarios.
Si todos los conductores de la EMT aplicaran estos conocimientos, bajaría el gasto de combustible un 10%. Con cada litro de gasóleo que quema un autobús, se emiten a la atmósfera 2,6 kilogramos de dióxido de carbono. En un año, la EMT podría contaminar 14 toneladas menos de aire (que se dice pronto).
Bienvenidas sean este tipo de iniciativas, así como utilizar autobuses que se muevan con biodiesel, gas natural, híbridos… Lo notaremos en los pulmones, y ojalá se transmitiese la rebaja al billete sencillo.
Fuente ELPAIS.com
Vía motorpasion
